PEBdE, Número VEINTICINCO, mayo 1995
La cita, ROBERTO JUARROZ «Poesía Vertical» ATENCION Cesare Del Mastro Puccio (Lima, 1979) NOSTALGIA VERANIEGA NO SOY AQUEL AVES EN CALMA Aura Luisa Dovinjenko Benavides (Lima, 1978) Hay momentos en que pienso que... ¿Qué día dejaré de escribir de ti?.. La vida y la muerte... Hay momentos que ríes y cantas... Silvia Porras Torres-Málaga (Lima, 1978) YA NADA IMPORTA OLVIDAR... Una escritura que soporte la intemperie, que se pueda leer bajo el sol o la lluvia, bajo el grito o la noche, bajo el tiempo desnudo. Una escritura que soporte lo infinito, las grietas que se reparten como el polen, la lectura sin piedad de los dioses, la lectura iletrada del desierto. Una escritura que resista la intemperie total. Una escritura que se pueda leer hasta en la muerte. ROBERTO JUARROZ (1925-1995) «Poesía Vertical» Paso a los jóvenes... Es necesario entender que el futuro es ahora, que si hoy no otorgamos nuestra confianza a las nuevas generaciones, nada podemos esperar de ellas mañana. Demos la palabra a quienes conformarán las legiones de poetas que inicien el tercer milenio. Los muchachos que presentamos son escolares, son sólo una pequeñísima muestra de los tantos que están floreando, que están creciendo, que miran con desconcierto lo que se viene y no saben si hacen bien enrolándose en esta guarnición de locos... Ellos creen que sabemos más y esperan de nosotros el consejo... vano intento. No hay pócimas encantadas ni palabras secretas para la poesía... hay sólo ganas. Aquí sólo se exige el entusiasmo, la voluntad, la audacia, la inmensa tentación por lo imposible. Nada importa que todo confabule ni que todos acaten el pacto del silencio, tan sólo bastan unas pocas chispas para iniciar, una vez más, el fuego. CESARE DEL MASTRO PUCCIO (Lima, 1979) Estudia el cuarto año de secundaria en el Colegio «Nuestra Señora del Carmen», Carmelitas. Sus poetas preferidos son el peruano César Vallejo y el español Antonio Machado. Espera ejercer la docencia en el campo de la Literatura. Toda su obra se encuentra inédita.
NOSTALGIA VERANIEGA Hoy, junto al calor embriagador del fuego, aspirando el penetrante humo volador, he sentido una fuerza necia que me lleva al lápiz y al papel. Aquí, observando con asombro el incesante baile de las llamas y el papel que se consume como mi alma se consume de recuerdos, viendo cómo luchan las rojizas llamas dando sus últimos chillidos. Hoy, ante la amarga soledad de la oscura noche, he alzado los ojos buscando en fallido intento el alumbrar de la luna y en vano he anhelado el abrazo puro y tierno del brazo que ama y aprieta. Aquí, deleitándome con el intermitente chocar de la espuma oceánica que ruge y pelea, chocándose entre ellas, formando gran batalla. Hoy, cómo duele la ausencia de la abuela amada. Mañana, nuevamente irradiará luz el astro rey y se posará en su trono azul despojando de sus bienes a la sufrida luna, allá, allá bien arriba en el firmamento y llorará el sol, caerán lágrimas de luz en el mar. Mañana, al alba, las aves marinas elevarán su canto manifestando su alegría por la presa cogida y chocarán las gaviotas sus diminutas cabecillas sobre la húmeda arena que acarició el mar, ese mar que suscita en mí una nostalgia bendita, aguas que son testigos del cariño y de la ternura de mi alegre niñez inmadura. En fin, cuántos versos provoca en mí esta playa, playa que guarda entre sus frías aguas y sus arenosos cerros el más grande tesoro: mi abuela y yo, separados pero unidos por la más grande amistad y el más tierno abrazo. NO SOY AQUEL No soy aquel que piensa, soy el que sueña pensando en el idilio azul del hombre y su paisaje mudo, donde sólo se escucha el trino de cinco petirrojos de fulgor musical. No soy aquel que suma dígitos extraños, aquellos números, soy el que suma olas que acunando el alma con melodía suave van cantando, riendo sin hallar razón del llanto, tormento humano. No soy aquel que halla distancias entre ángulos perfectos de alguna figura, soy el que mide la distancia infinita entre el ser y el sol que irradia luz a sus pupilas marchitas ya y azota las espaldas cuarteadas del hombre que con ímpetu va recogiendo la nieve campestre. No soy aquel que corre, soy el que observa bajo la luz nocturna el llanto del viento meciendo las hojas del árbol vetusto y sabio del sol agonizante. No soy aquel que ríe soy el que ríe llorando junto a un ave perdida de destino incierto que sólo aguarda un nuevo día. No soy aquel que grita soy el que escucha el consejo de la brisa marina. No soy aquel que escribe a la mente, soy el que escribe al sentimiento puro del corazón abierto. No soy aquel que vive, soy el que vive muriendo, soñando ¡qué más da!, soñando. AVES EN CALMA Dichosas vosotras que podéis volar riendo en el celeste cielo de la playa tardía, con las alas saludando al sol y a una intrépida estrella que aparece sigilosamente. ¿Dónde dejáis vuestras penas? ¿Dónde vuestros problemas? ¿Qué es de los anhelos truncados, de una esperanza rota, de una oración no escuchada? ¿O acaso no las tenéis? ¿Dónde las guardáis? Enseñadme la guarida guardar mis penas también deseo. O quizás es la ola aguerrida que las lleva a orillas lejanas. ¡Quién sabe! Quizás es ella, sí, la luna que con su pura luz irradia bendiciones sobre vuestros cuerpos, ¡Quién sabe! Dichoso soy al deleitarme con vuestro meneo aéreo en el cielo entrecortado por escuálidas nubes de amor fugaz. Mas no es eterno este deleite no de siempre este sosiego, ya mañana al son de los relojes partiremos, irremediable será el retorno a la agitada vida, a la ciudad que no conoció nunca el sabor del deleite, el sosiego del alma. AURA LUISA DOVIDJENKO BENAVIDES (Lima, 1978) Estudia el quinto año de secundaria en el Colegio «Nuestra Señora del Carmen», Carmelitas. Ha sido ganadora del Concurso de Poesía 1994 de su colegio. Toda su obra se encuentra inédita.
Hay momentos en que pienso que estás aquí. Hay momentos en que me haces falta. Hay momentos en que soñar se hace distante y tu recuerdo se desvanece en mi mente: la luz de tus ojos, la seguridad de tus palabras, cómo guiabas mis pasos. cómo me cuidabas. Pero siempre tu recuerdo permanecerá escondido en mí; como la última vez que te vi y siempre seguirás siendo parte de mí. ----- ¿Qué día dejaré de escribir de ti? Qué común y meditabunda me vuelve la incapacidad de olvidar. Qué mal me siento. Qué horrible es amar. El amor vuelve al mundo de papel que el fuego quema y vuelve ceniza, que el viento se lleva como las hojas del otoño que el mar conduce a un cruel destino. ----- La vida y la muerte. ¿Cuál será la muerte que me toque vivir? Si es que la vivimos o la morimos. Quiero morir para ver cómo es, cómo es morir queriendo. Queriendo tener la muerte en mis manos. Y la vida pidiendo clemencia. Pidiendo que se deje descansar la demencia que llevo en el ser que me tocó vivir. Perdiendo la inocencia del ser y no ser carne, ser y no ser espíritu. Ser magníficamente nada, ser siendo. ----- Hay momentos que ríes y cantas. Hay vagos y profundos recuerdos. Hay poemas nostálgicos y rosas caídas. Hay palabras vanas y lágrimas frías. Hay vida... Pero ¿Hay? Hay poemas de amor. Platónicos corazones que laten de sueños y viven de nada. Estrellas fugaces que viven como mariposas de flor en flor. Liras que se oyen tras las viñas y se esconden de sus vidas. Hay ríos que corren y ríos se secan. Pasiones que hieren y adentro se alojan. Hay hechizos que encantan brujería que maldice. Hay y... ¿Hay? pero nunca es suficiente. Porque siempre se acaba. Siempre son recuerdos. Hay palabras vanas pero hay palabras francas. Porque confundes. Porque haces llorar. Porque nunca llegas. SILVIA PORRAS TORRES-MALAGA (Lima, 1978) Estudia el quinto año de secundaria en el Colegio «Pio XII», de la Congregación de la Misioneras Eucarísticas de la Santísima Trinidad. Pertenece a los talleres de música y de pintura de su colegio. Ha realizado dos exposiciones colectivas de sus cuadros en las galerías del Instituto Británico y Borkas. Sus poetas preferidos son el peruano César Vallejo y el chileno Pablo Neruda. Toda su obra se encuentra inédita y la ha reunido bajo el título de «LAGRIMAS DE MURANO».
YA NADA IMPORTA Ya nada importa, la vida es tan callada... es como un alfiler que dulcemente te traspasa. Ya nada importa, sus brazos han caído y en su rostro sumido ya no se ve el dolor. Ya nada importa, su dicha se ha destruido, las tristeza inmunda ensució su rostro limpio. Ya nada importa, ¿Por qué no llorar mañana? en un mojado suspiro se estremece su alma. ¡Pobre! y tan tranquilo... pero ya no importa nada; sus brazos han caído. Ya nada importa; ya nada... OLVIDAR... ¡Hola pequeña!, pequeña... ¿Qué hay en tus ojos, si no es un temor dormido? ¿Qué sonrisa pintas en tus pequeños labios de carisma; es que ignoras ahora, que has sufrido? Sé que miras al mar desde tan, y tan lejos, que aún para sentirle deberías andar, andar... Sé que oyes pasos oscuros en la noche, y ríes, y dices mentiras; lo sé bien. Todo lo ignoras en momentos, olvidar... olvidar a veces parece sublime, ¡Quién como tú, que con simpleza eterna perdonas el corte oculto, y todo lo callas! Ah, pequeña, se te extraña, cómo se añoran los momentos de alegría, por qué no volverás aún crezca la mañana. ¿Quién te dejó tan sola, en esa pequeña caja fría? Y lloraría por ti, por tus pequeños ojos de murano, porque cuando nadie me oye te recuerdo como un ángel, sin alas, sin manos... como una historia no concluida como si por ser triste, hubiésese borrado. Hoy sólo parta ti canta cruel lirio, ¡y pensar que Dios sabe lo que hace! |